La peor sequía del siglo y la falta de planeación y de conciencia de su población en crecimiento llevó a la segunda ciudad más grande de Sudáfrica a la emergencia hídrica. El 12 de abril es el “Día Cero”; dejará de caer agua del grifo.
Lo que suena a guión manido para una ficción apocalíptica es el horizonte que obsesiona desde hace meses a los ciudadanos de Ciudad del Cabo, segunda ciudad de Sudáfrica y su principal destino turístico. Una urbe moderna y desarrollada que el mundo contempla ahora con angustia: es el ensayo general de las consecuencias del aumento gradual de la temperatura en el planeta y el agravamiento de las sequías en los países tradicionalmente secos. Unas circunstancias que atañen particularmente a España.
La primera medida de las autoridades fue pedir un estricto control del consumo a unos meros 50 litros por persona y día. No es un reto menor cuando, según la OMS, 100 litros de agua se van por el sumidero en una ducha de 5 minutos. La gobernadora de la Provincia Occidental del Cabo, Helen Zille, predicaba con el ejemplo declarando que había pasado a ducharse únicamente cada tres días.